CITA
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Solos ya los del homenaje los polis los hacen marcharse a casa. En la calle, bajo la nieve, Sanz invita a los que quieran a subir al Parque y en el quiosco de la música celebrar el homenaje decidido. Y unos pocos suben hasta ese lugar. Bajo una suave nevada que va cubriendo de blanco los parterres, los pequeños jardines, los bosques y los canalillos por donde en primavera desciende el agua, los amigos se remeten en el hermoso quiosco modernista y Perdiguera y Palacios inician el recitado de unos versos que hablan de un domingo «en las claras orejas de mi burro, de mi burro peruano del Perú, perdonen la tristeza». De golpe el paisaje se ilumina.
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