CALLE DEl SOL

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Tampoco iba a ser por mucho tiempo, solo hasta que encontráramos algo; así que dijimos que sí y nos vini¬mos aquí, al barrio de Montemolín, a la calle del Sol. Entonces esto casi no era ni la ciudad. Era un barrio pobre y pequeño, dos hileras de casas rodeadas de cam¬pos y huertas. Las calles estaban todavía adoquinadas para los carros y casi todas olían a establo; había vaque¬rías por todas partes. Las casas eran viejas, con fachadas de masilla y dos plantas como mucho. A la única que tenía cuatro, los vecinos la llamaban la «Casa Grande».