CLÍNICA LOZANO

 

LA BUENA REPUTACIÓN
Ignacio Martínez de Pisón
Seix Barral, 2014

 

CITA

Página 270

—¡Samuel! ¡Abre! Se abrió la puerta y Samuel asomó con expresión aturdida. Pese a que llevaba varios minutos ahí dentro, estaba todavía completamente vestido. Mercedes arrojó las toallas al suelo encharcado y corrió chapoteando a cerrar el grifo. Samuel se miró los zapatos y los bajos del pantalón empapados.

—Perdón —dijo—. No me he dado cuenta.

Los demás, que habían acudido al oír las voces, observaban la escena en silencio. Mercedes nunca había sido maternal con su marido, pero aquella vez lo fue.

—No te preocupes, cariño —le abrazó—. No es nada. Es sólo que no estás bien. Voy a llamar al médico. Lo ingresaron esa misma tarde en la clínica Lozano y le inyectaron un sedante. Según los médicos, había sufrido una fuerte crisis nerviosa, y su agotamiento psíquico hacía aconsejable mantenerlo un tiempo en observación: Los dos días siguientes habrían podido ahorrarse las visitas porque los pasó dormido. La primera vez que lo encontraron despierto pasaba, por efecto de los fármacos, de estados de sopor a estados de gran excitación en los que soltaba parrafadas incongruentes, cercanas al delirio.

 

UBICACIÓN

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Clínica Lozano 41.644985, -0.885904 Clínica Lozano 

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