CITA
Página 203
Samuel no fue a Zaragoza hasta las Navidades. La tarde del 24, su mujer y su hija acudieron a la estación de Campo sepulcro a esperarle. El tren venía con retraso, y el viento soplaba con tal fuerza que tuvieron que refugiarse en la cantina.
—¡Dios, qué cierzo! —dijo Miriam, calentándose las manos con la taza de café con leche——. Tengo los dedos congelados.
—Mira el vaho de los cristales —asintió Mercedes.
Cada vez que la puerta se abría para que alguien entrara o saliera, había una especie de estremecimiento general. En un extremo de la barra, un grupito seguía con atención el programa de radio. Miriam aguzó el oído. —Bobby Deglané —dijo. Luego buscó en su bolso el paquete de Bisonte. Hacía un par de meses que no se escondía para fumar.
—No sé por qué tienes que fumar eso tan fuerte. ¡Entre el oído que tienes y la voz que se está poniendo…!
-¡A ver cuándo llega ese tren! Tengo ganas de Ver a PaPá-
UBICACIÓN
cargando mapa - por favor, espere...