CITA
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La notaría estaba en la calle Sanclemente, a no más de diez minutos de su casa. A pesar de eso, Miriam llegó con un cuarto de hora de retraso. Farfullando disculpas, siguió a la recepcionista hasta la salita en la que esperaban Sara y Felipe. Este, siempre correcto, la saludó con dos besos. Sara, sin levantarse del sofá, esperó a que se fuera la recepcionista para murmurar:
—Toda la vida igual…
—Uf, lo siento. De verdad. He ido a Galerías a cambiar el exprimidor —hizo una seña hacia las bolsas que llevaba— y se han hecho un lío con los tiques…
—Ha pasado un grupo que iba detrás.
-Ya te digo que lo siento…
Entre las dos hermanas, Sara siempre se comportaba como si ella fuera la mayor, y Miriam, incapaz de resistirse a su autoridad, reaccionaba intentando hacer algún comentario digno de su aprobación.
—Compré el exprimidor en las rebajas y ¿os podéis creer que sólo funciona a 125? Claro. Por eso estaba tan barato —dijo, dejándose caer en el sofá—. ¡Si ahora todas las casas tienen 220!
UBICACIÓN
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