CITA
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Salieron del cementerio y fueron a coger el tranvía. Bajaron en la última parada de General Mola, justo delante del muro del Sagrado Corazón. La verja estaba abierta. La fachada, como casi todas las del paseo, era de ladrillo visto. El edificio, de aspecto severo, no tenía más ornamentos que la hornacina con la figura de la Virgen que coronaba la puerta principal. Ante la escalera de entrada esperaba una mujer grandona con una bolsa del Sepu.
—Menudo marimacho quieres meter en mi casa… —murmuró Mercedes mientras se acercaban por el camino de gravilla. —¡No empecemos! La entrevista duró poco. Desde el principio quedó claro que Mercedes no estaba dispuesta a contratarla.
UBICACIÓN
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