CITA
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18 DE JULIO DE 1936, CALLE RUSIÑOL, ZARAGOZA. PELUQUERÍA CASTÁN
A Primitivo le están cortando el pelo en Peluquería Castán. En las parcelas de la calle Rusiñol hay un extraño ir y venir, un tejemaneje embarullado de gente. Germán, el panadero, ha pasado ya tres veces en medio minuto por delante de la cristalera. Germán no tiene esposa ni hijos, tampoco tiene mozo, así que la panadería debe haberse quedado sola. Qué momento para ir y levantarle un bollo preñao como hace Indalecio Muro cuando va a comprar el pan mientras Germán se da la vuelta para coger la hogaza. Primitivo no tiene cuajo para eso pero ganas no le faltan. Primitivo prefiere caerse muerto antes que Germán le coja de la oreja y le lleve a su padre diciéndole que le ha robado un bollo preñao. A Germán no le costaría llevarlo de la oreja porque su padre tiene el taller veinte metros más allá y almuerzan juntos todo los días. La somanta que le iba a caer era de las buenas. Germán vuelve a pasar braceando. Germán tiene cuarenta años pero parece que tenga sesenta porque siempre está blanco y arrugado por la harina y el agua. Primitivo oye el clic-clic de la tijera detrás de su oreja y está asustado. Ramiro, el peluquero, no mira lo que hace: lo está viendo en el espejo. No mira, el cabrón. Está pendiente de la calle. Ve a su padre detrás, otro que tal baila, mirando por el escaparate.
UBICACIÓN
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